Mariano Rajoy viajó ayer a Bruselas para participar en la cumbre europea, en la que compartió protagonismo, junto al Brexit, por su
victoria en las urnas
el pasado domingo. «Ha sido la mejor noticia que he tenido desde
diciembre», le confesó el presidente del Consejo, Donald Tusk, cuando le
felicitó por el resultado del PP. Allí, en la capital belga, Rajoy
envió un mensaje de «tranquilidad» al resto de líderes políticos en
España, en medio del barullo de exigencias, vetos y contravetos que ya
se están poniendo por delante, como si nada hubiera cambiado respecto al
20 de diciembre. Casi todos los
líderes europeos se acercaron a Rajoy para felicitarle por los
resultados electorales.
A
su llegada a Bruselas, Rajoy pidió calma a todos, en referencia sobre
todo a Albert Rivera pero también al PSOE, para hablar «sin presiones» a
partir de ahora y tratar de llegar a un acuerdo que permita formar
Gobierno en España, y
advirtió de que sería un completo «disparate» llegar a unas terceras elecciones.
Sería el hazmerreír en Europa, según comentan en Moncloa. «Algo que no
íbamos a olvidar en España en muchísimos años», apuntó Rajoy.
El
líder del PPprefirió no valorar el veto reeditado por Albert Rivera
contra él. Rajoy podría necesitar a Ciudadanos para su investidura, si
el PSOE no se mueve de su «no», y no está dispuesta a tensar más las
relaciones. «Yo no voy a entrar en debates ni en disputas. Las
conversaciones sobre estas negociaciones se deben llevar sin presión y
sin estar constantemente radiándolas en los medios de comunicación».
«Todo el mundo debe tranquilizarse. Los partidos debemos hablar». Si
otros partidos no quieren sumarse a la gran coalición que él defiende
desde hace seis meses, les pide que dejen gobernar al que ha ganado.
Rajoy confía en que se impongan el sentido común, la razón «y
que se haga caso a lo que han dicho los españoles».
Está
previsto que Rajoy regrese hoy a Madrid. A partir de ese momento se
pondrá en contacto con los líderes políticos para buscar ese acuerdo de
investidura y de Gobierno. Desde Moncloa se sostiene que la negociación
se hará con «generosidad» y amplitud de miras. Es decir, si la
presidencia del Congreso fuera una condición para el acuerdo, los
populares estarían dispuestos a negociarlo, igual que después del 20 de
diciembre.
Por su parte, los socialistas aseguran que todavía no
hay negociaciones respecto a la composición de la Mesa del Congreso y a
la figura de su presidente, pero fuentes del Grupo Socialista señalaron
anoche a ABC que «el PSOE no va a renunciar» a que Patxi López repita en
el cargo. López, que siempre ha dicho que él no se ve en cargos
institucionales sino más bien en la batalla política diaria, sostiene
que él ya está «recogiendo», en la creencia de que llega una nueva
legislatura con nuevas mayorías.
Es poco probable que el PP, a quien
corresponde formar gobierno, acepte que la Presidencia del Congreso
recaiga en el principal partido de la oposición. Y en el PSOE hay debate
al respecto entre
quienes creen que si el partido va a la oposición tiene que ser con todas las consecuencias
y quienes opinan que el PSOE no debe renunciar a la visibilidad que
proporciona tener la Presidencia del Congreso, si una carambola en la
negociación lo propicia.
También
estuvo ayer en Bruselas el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera,
desde donde volvió a insistir en que las cuentas que suman sus escaños a
los del PP para formar Gobierno son cuanto menos precipitadas: «
Si
hay voluntad continuista, de que siga el mismo Gobierno, las mismas
personas, el mismo presidente, pues no pasa nada. Estaremos en la
oposición», indicó.
El líder de Ciudadanos quiere trasladar
toda la responsabilidad al PSOE, argumentando que ellos no son
determinantes. «El PSOE es el único capaz de evitar unas terceras
elecciones. Si votan que no a Rajoy, no habrá manera de que haya
gobierno y nos avocarán a unas nuevas elecciones.
Si el PSOE se abstiene, comenzará la legislatura y seremos responsables para estudiar, tema a tema, si apoyamos o no según que propuestas».
Rivera
obvia que su apoyo sí puede ser determinante si a el se suman los del
PNV y los escaños de Coalición Canarias y Nueva Canarias. Pero desde el
núcleo duro de la formación están trasladando ya que la presencia del
nacionalismo vasco en ese acuerdo impide su participación. En
conversación con ABC, el vicesecretario general de Ciudadanos, José
Manuel Villegas, vaticina que, habiendo elecciones autonómicas en el
País Vasco en otoño,
el PNV exigirá una serie de exigencias en materia de autogobierno que «nosotros no podemos aceptar».
Ayer, varios miembros del PNV parecían darle la razón cuando
anticipaban que en cualquier negociación pondrían por delante la llamada
«agenda vasca».
Sobre la cuestión de la presidencia de la cámara,
aunque el diputado Ignacio Prendes había reiterado por la mañana la
preferencia de su formación porque sea de un partido diferente al del
Gobierno, Villegas aseguraba que su partido no va a aceptar ese puesto a
cambio de contrapartidas: «No vamos a mercadear con la presidencia del
Congreso.
No es nuestro estilo, y menos si eso conlleva mantener a Rajoy».