La opulenta cifra de 160 goles en
Europa convertiría a Radamel Falcao en un asiduo invitado a la
Champions League. Pero su contradictoria historia esconde algo
totalmente súbito. El karma de la máxima competición europea ha privado
al delantero colombiano durante seis años a volver a habitar en la noche
de astros doradas.
Fue el 9 de marzo de 2010 ante el Arsenal,
en el partido de vuelta, cuando Europa escuchó el último rugido de un
tigre. Cuatro goles, en el museo del colombiano, en la única oportunidad
que el felino campeó en las verdes praderas al caer el sol.
Ha dejado atrás sus lesiones,
su lúgubre Premier League y una mentalidad derrotista. Los indicios de
que el colombiano vuelve a ser el despedazador de redes cada vez son más
fuertes.
Esmoquin y corbata. Cinco goles en pretemporada le avalan para su cita nocturna ante el Fenerbahce de Turquía.
Comienza el coqueteo con la Champions, en el duelo de ida que se
batallará en Estambul. Un excelso reto tanto para el Mónaco como para su
gran baluarte, Radamel Falcao.
Idilio de Champions
Dejó el Oporto en
2011 para firmar por un Atlético de Madrid que participaría en la Europa
League. Bajo las órdenes de Simeone, los colchoneros consiguieron
entrar en la máxima competición europea en la temporada 2013-2014. Pero
su desventura con el torneo volvió a quedar patente.
Se vistió la
elástica del recién ascendido Mónaco, pero cuando el conjunto del
Principado se clasificó para la UEFA Champions League, su deseo de salir
del club era tan ansiado, que terminó firmando en calidad de cedido por
el Manchester United. Club, que por entonces no estaba clasificado para
un torneo que estaba acostumbrado a escuchar su himno.
Bajo la
tutela de Mourinho en el Chelsea, se esperaba que el Tigre fuera una de
las bazas de los Blues en la competencia, sin embargo Falcao no obtuvo
el resultado esperado y de nuevo veía como se alejaba su deseo europeo.
Ahora, y de nuevo en Mónaco, el Tigre pone fin al karma que empezó hace 6 años.
Fuente: Marca.com
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