sábado, 11 de junio de 2016

Muguruza: Del Club Mampote al Roland Garros


Caracas.- Determinada, perseverante, aguerrida, talentosa... muchos calificativos podrán definir a Garbiñe Muguruza; sin duda, el que más resalta de ella es la calidad humana. Son 22 años y la tenista hispanovenezolana ha captado la atención de los amantes de esta disciplina deportiva. ¿La razón? Su  habilidad para demostrar la calidad con la raqueta dentro de la cancha, y como persona, fuera de ella.

Nacida el 8 de octubre de 1993, con el equilibrio de la balanza librana inició su carrera en el deporte de las raquetas en el Club Mampote, de Guarenas, estado MIranda - Venezuela, a los nueve años, y en vista de su notable aptitud para la disciplina, se muda con su padre, de origen vasco y su madre criolla, a Barcelona, España, para formarse en la Academia Bruguera, cuyo codirector Sergio Bruguera, ganó el bicampeonato de Roland Garros en 1993-94.

Comenzó su exitoso transitar en tierras lejanas, cuyo suelo la adopta como su hija. No obstante, su corazón no dejó de latir por Venezuela, esta donde dio sus primeros pasos y dijo sus primeras palabras. También disfrutó de una buena arepa y vivió su primer encuentro con el tenis, deporte de sus amores.


“A Venezuela siempre la tengo en mi corazón, aunque lleve la bandera de España. No solo juego por España”, aseguró la raqueta  a medios extranjeros, tras conquistar su más reciente y, hasta ahora, más importante lauro: el título de Roland Garros.

La hispanovenezolana se proclamó monarca en la contienda parisina de tierra batida frente a la temible Serena Williams, líder del ranking de la WTA, tras vencerla en dos sets (7-5 y 6-4 ). 

Su título adquiere mérito cuando se toma en cuenta la rápida evolución. En 2014, Muguruza cerró su temporada en el peldaño 21 del circuito femenino. En 2015, ya había ascendido hasta el tercer puesto. Tras el baño de la gloria en el último Grand Slam disputado, logró ubicarse el segundo lugar de la tabla, a tan solo uno de Williams, la atleta mejor pagada según Forbes.

Ni siquiera el tremendo salto  que ha concretado en dos años logra borrar de su esencia su espíritu humilde, su sonrisa fresca, su actitud natural y, en opinión de sus más cercanos admiradores, su coquetería más latina que europea. “Es mi parte venezolana”, aseguró al diario El País, de España. “No tengo el más mínimo interés en dejar de ser coqueta por ser la mejor tenista del mundo”.


Y es que la sinceridad y total transparencia  pareciera ser una de las cualidades, pues, relata, además, que no es fácil llevar la vida que asume, a cuatro meses de celebrar su cumpleaños. 

¿Vida de película?

“La gente de mi edad no tiene mis responsabilidades. Y ellos creen que mi vida es como una película. Los tenistas somos muy difíciles para hacer amigos, somos muy competitivos y estamos todo el tiempo de gira. Y también es muy difícil hacer amistades entre otras tenistas porque al día siguiente vamos a competir. Los chicos es distinto, pero las chicas… nos odiamos todas. Y las que digan lo contrario mienten”.

La elocuencia con la que afronta a los periodistas es equivalente a la claridad y contundencia con la que se enfrenta a las contrincantes. 

Número uno

Roland Garros es apenas el comienzo de una trayectoria repleta de éxitos, y Garbiñe lo tiene claro: “No me conformo con esto”, exclamó luego del triunfo que marcó su antes y después. Su próximo reto será el Abierto de Mallorca; será en Wimbledon, a finales de junio, cuando batalle por la cima de la WTA: “Todo el mundo sueña con ser número uno”, dijo.


Fuente: Lides.com

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