Kazuki Yazawa sortea puertas con
valentía en el recorrido de aguas bravas del Whitewater Stadium, encima
de uno de los barrios críticos de Río como Gericino, en un
entrenamiento. Su intensidad contrasta con la vida cotidiana que lleva
en Japón en el Zenkoji Daikanjin Temple, uno de los grandes centros
budistas de Nagano y la religión que más activa se muestra en la Villa
Olímpica.
Fueron precisamente los Juegos, los que le trazaron el
modo de vida que ahora profesa. "Fue antes de Londres, tenía 22 años y
aún no sabía qué quería hacer exactamente en la vida. Me interesaba
cualquier trabajo, pero quien me consiguió un patrocinador para Londres
es budista y sentí que quería ser como él", cuenta a este periódico.
Yazawa,
que estuvo este año en la Copa del Mundo de la Seo de Urgel, en el
pirineo ilerdense -"conozco a Ander Elosegui", remata- y también hace
cinco años, se despierta a las 4.30 cada mañana en invierno -en verano a
las 6.30- y se emplea entre las 5.30 y las 15.00 en la meditación,
"entonces salgo a entrenar. Hasta las ocho o así".
Su afición al piragüismo le llegó heredada porque su padre lo
practicaba. "De pequeño era muy activo, montaba en bicicleta casi todos
los días después del colegio. O nadaba, o daba clases de piano y también
de inglés. Con ocho años empecé con el piragüismo en aguas bravas y,
con 10, pasé al slalom, pero conocía las canoas porque a mí padre lo
seguía desde que tenía 2 ó 3 años", recuerda.
En el templo, retiro
de paz interior, también habitan las modernidades. "Hay otros monjes
que están interesados en los Juegos. Lo seguirán por internet o la
televisión", aclara antes de explicar que la mayor parte del año sigue
una dieta tan completa como el resto de rivales en Río. "Sólo cuando
acudimos al Monte Hiei [al templo principal de la secta de los Budistas
de Tiantai, cerca de Kioto], a Enryakuzi, tenemos que llevar una
alimentación vegetariana", explica Yazawa.
Entrenamiento vital
"Le
podría decir que rezo cada día por una medalla. O que creo que si leo
el sutra [textos budistas que reúnen determinadas enseñanzas], la
ganaré. Pero no, no es así. Si me entreno para la vida con decisión, mi
propio Buda me ayudará, pero si no, no tendré opción", deja como su
particular desiderata.
Kazuki, que acude al centro religioso de la
Villa en Barra a diario, define su particular visión del budismo: "No
creo que Buda pensase mucho en el deporte. Para mí el deporte no es todo
en la vida y es difícil que me gane la vida con la canoa. Si quiero
casarme y formar una familia, necesito un trabajo y ganar dinero para
ellos. No quiero ser rico, algo normal". Ingresos que pueden comenzar
por ganar una medalla la próxima semana.
Fuente: Marca.com








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