Alistair Brownlee, de 28 años, asimismo doble campeón mundial
y triple oro europeo, efectuó una de las más grandes exhibiciones que
se recuerdan en los anales de este deporte y, posiblemente también en la
cita olímpica brasileña. Confirmó el porqué de su condición de gran
favorito y lideró de principio a fin una prueba en la que firmó el más
prestigioso de los dobletes junto a su hermano Jonathan, dos años menor;
y en la que el español Mario Mola se tuvo que conformar con un diploma,
al acabar octavo.
El guión comenzó a escribirse nada más darse la
salida en Copacabana, donde los palos fueron más grandes que las olas.
En la que, como era de esperar, el eslovaco Richard Varga, cuádruple
campeón del mundo de acuatlón y que en 31 pruebas del Mundial ha sido 25
veces primero en el primer segmento, también marcó el mejor parcial en
las aguas de la icónica playa carioca.
Varga
cumplió las expectativas y fue el mejor nadador, al cubrir los primeros
1.500 metros de la prueba, a una sola vuelta en el Océano Atlántico, por
delante del ruso Igor Polyanski y del italiano Alessandro Fabian.
Los
Brownlee siguieron sus principios al pie de la letra. Sin desviarse ni
un solo milímetro del guión. Reventaron la prueba desde el pistoletazo
de salida. Y, encima, encontraron la simbiosis de interesantes
compañeros de viaje.
Salieron muy bien del agua (Alistair, cuarto)
y forzaron la selección desde el primer duro repecho de la primera de
las ocho vueltas ciclistas, de algo menos de cinco kilómetros.
Alistair tiraba
con fuerza en la primera rampa y lideraba sin miedo la técnica bajada,
jugándose un físico que los Brownlee no dudan en llevar al límite
siempre que compiten. A ritmo salvaje. En un tramo ciclista en el que
Varga, que se entrena habitualmente con ellos en Leeds, cumplió a la
perfección el cometido de echarle un cable a sus amigos ingleses. Y esta
noche no pagará ni una sola 'caipirinha'.
En el grupo de diez, junto al dúo de West Yorkshire y los tres primeros nadadores también entraron el francés Vincent Luis -otro de los favoritos-, el suizo Andrea Salvisberg, el australiano Aaron Royle, el estadounidense Ben Kanoute y el surafricano Shoeman.
Su compatriota Richard Murray, compañero de entrenamientos de Mola,
que se recuperó de la fractura de clavícula que sufrió en abril ganando
el Mundial de duatlón (carrera y natación) de Avilés, en Asturias, en
junio, perdió algo más de un minuto en el agua.
Y pedaleaba en el grupo perseguidor, del que tiraba el mallorquín y en el que también circulaba el noruego Kristian Blummenfelt y los otros dos españoles: el talaverano Fernando Alarza -decimoctavo este jueves- y el tinerfeño Vicente Hernández, que compitió en Río con la bici que le prestó su amigo Javi Gómez Noya, único pentacampeón mundial de la historia y gran ausente en Brasil, por lesión.
Pero
tras cuatro giros, la diferencia era de 1:13. Dos más adelante subía
cuatro más; en la séptima era de 1:14 y a la segunda transición se llegó
con una ventaja del grupo puntero de más de un minuto y veinte
segundos. El grupo perseguidor quedaba sin opción.
Mola
se bajó a correr a 1:24 y, con las opciones de medalla perdidas,
bastante hizo con acabar octavo en una calurosa jornada, en la que, para
no salirse ni un ápice del plan, los Brownlee demarraron nada más
arrancar el diez mil. Junto al galo Luis, al que pronto le negaron su
compañía, antes de completar el primero de los cuatro lazos a pie. En la
Avenida Atlántica, el paseo marítimo de una de las más famosas playas
del mundo.
En el podio de Londres se había 'colado' entre ellos el
gran Gómez Noya, que salió de la capital británica con la plata y que
se hubiera jugado con ellos los cuartos. Pero a Río, los Brownlee
llegaron con un plan mucho mejor.
Con seis 'dobletes' en pruebas
de las 'World Series' -en las que Alistair detenta el récord de
victorias (21)-, el primero de ellos en Madrid (2011) y los dos últimos
este año, en su casa de Leeds y en Estocolmo, les faltaba el más
espectacular de todos. Mientras Mola, subcampeón los dos años
anteriores, obtenía en Hamburgo su cuarto triunfo en un Mundial que
lidera, ellos completaron un entrenamiento en altura en la bella St.
Moritz.
Los aires suizos les sentaron bien a ambos, en especial a
Alistair, que no desaprovechó la oportunidad de inmortalizar su nombre
con un inédito segundo título olímpico en la joven historia del deporte
del tres en uno, debutante en la australiana Sydney el primer año del
nuevo milenio. Ganó la más bella de las carreras familiares. Con un
crono de una hora, 45 minutos y un segundo.
Tan sobrado, que entró
en meta caminando, alzando el 'Union Jack' que le habían lanzado desde
las gradas y esperando a su hermano Jonny, que entró a seis segundos y
también repitió medalla, ascendiendo un peldaño respecto a Londres.
Murray protagonizó la gran remontada a pie, que sólo le sirvió para ser
cuarto, por delante del luso Joao Pereira. El día que la leyenda de los
Brownlee se hizo eterna.
Fuente. EFE
0 comentarios:
Publicar un comentario