Como tantas jóvenes de 20 años, Yulimar Rojas ha nacido con internet y ha crecido en la era de las redes sociales. Un día Facebook le propuso como "amigo" a Iván Pedroso, el multicampeón cubano del salto largo, ahora entrenador, y su vida cambió por completo.
Fue el año pasado cuando Yulimar Rojas, quien brindó un éxito
histórico a Venezuela este domingo con una medalla olímpica de plata en
el triple salto de Rio 2016, añadió al cubano y le envió un mensaje vía Facebook.
"Me gustan mucho las redes sociales. Cuando Facebook me
lo sugirió de amigo decidí escribirle, le dije que era una joven atleta
de Venezuela, que él era mi ídolo y que quería entrenar con él", cuenta
Rojas sobre cómo consiguió ser entrenada por el hombre que se colgó el
oro olímpico en Sídney 2000, cuatro oros mundiales consecutivos al aire
libre, de Gotemburgo 1995 a Edmonton 2001, y cinco bajo techo, de
Toronto 1993 a Lisboa 2001.
Yulimar pensó al principio que ese mensaje en Facebook era
como tirar una botella al mar. Pero no tardó en tener la notificación
de que Iván Pedroso había respondido. Sí, era el mismísimo Iván
Pedroso diciéndole además que hacía tiempo que la venía siguiendo y que
había quedado impresionado.
Pronto le ofreció por Facebook la oportunidad de que acudiera a España a entrenar con él. La vida y la carrera deportiva de la joven cambió.
Avanzado el año 2015 fue a Guadalajara, no lejos de Madrid, a
entrenar con Pedroso, y en unos tres meses ya había mejorado su marca
medio metro.
La máquina estaba ya en pleno rendimiento y en marzo, en el Mundial
de atletismo en pista cubierta de Portland, Yulimar Rojas logró dar la
gran sorpresa llevándose la medalla de oro.
En junio elevó su plusmarca personal a 15,02 metros, en Madrid. Había
terminado el año 2015 con 14,20 como mejor marca, con lo cual la
progresión de la mano de Pedroso estaba siendo espectacular.
Pero antes de ese mensaje de Facebook que cambió el rumbo de todo, Yulimar Rojas había estado también trabajando duro.
DEPORTE EN LA SANGRE
Nació hace 20 años en un hogar humilde de Caracas pero que respiraba deporte.
Su padre biológico fue boxeador de peso pluma, llegando a representar
a Venezuela internacionalmente. Y también fue boxeador el hombre al que
ella dice considerar como un padre, el marido actual de su madre.
En el atletismo empezó a destacar en el salto alto y el salto largo,
pero pronto fue dirigiendo sus pasos al triple salto con su altura de
1,92 metros, que le hacen parecer casi una jugadora de voleibol con su
físico atlético y espigado.
Los entrenamientos forman parte de su día a día desde la
adolescencia, pero le encanta estar con sus amigas y es adicta a las
nuevas tecnologías. Desde que pasa tiempo en la extranjero, buscar wifi
para conectar su teléfono al mundo es un gesto casi instintivo.
Seguramente en Facebook, después de la final inolvidable de este domingo en Rio-2016, sus amigos han inundado su buzón con mensajes de felicitación.
Quizá hay también uno de un tal Iván Pedroso, el hombre que dirige en
la sombra la carrera de una joven que parece predestinada a marcar una
época en el atletismo mundial.
Sólo tiene 20 años. Una osadía acreditada y un talento todavía sin límites.
Fuente: AFP
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