Le acompañaban sus auriculares y esa mirada perdida, de concentración,
que parece que en vez de entrar a una piscina vaya a iniciar el camino
al cuadrilátero. No le faltó la toalla al cuello, pero Michael Phelps no es de los que la tiran, ni en su vida ni en la natación.
Así arrancó, con esa fotografía, la vuelta del gran nadador de todos
los tiempos a su mejor escenario, los Juegos Olímpicos: los ha pisado
cinco veces y nadie ha triunfado más que él.
La noticia es que Phelps sigue ganando, con 31 años y después de haber vivido un ciclo olímpico tumultuoso. Su oro representa la vigesimotercera medalla y la decimonovena de oro. Y más importante aún, deja claro que en Río veremos al Phelps de siempre. Puede alcanzar los 28 metales olímpicos.
El relevo 4x100 libre de Estados Unidos se quitó la espina de la decepción de Londres 2012,
cuando Francia le desposeyó del oro en una última posta magnífica de
Yannick Agnel, ahora venido a menos. Pero Francia ha perdido a ese
nadador que le ayudaba a marcar la diferencia y los americanos han
ganado al de Baltimore, ovacionado por la piscina de Río, ídolo de
masas, el hombre que realizó la tercera mejor parcial de los
competidores (47.12), motivado y con la victoria entre ceja y ceja. Solo
le superaron el velocista australiano y favorito al oro en los 100
libre, Mcevoy (47.00), y el francés Stravius (47.11).
Dressel situó a Estados Unidos en cabeza en el primer relevo, y saltó al agua Phelps ante el griterío de la gente.
Al estadounidense se le siguen identificando por sus virtudes: esos
subacuáticos que le hacen avanzar más rápido que el resto de nadadores y
ese nado que no pierde velocidad. Fue el Phelps de las mejores
ocasiones, que le dio una ventaja a Estados Unidos que pudo mantener
Held y Nathan Adrian, pese a que el francés Stravius le obligó a sacar
lo mejor de sí mismo. El equipo de Phelps marcó 3:09.92, mientras que
Francia fue plata con 3:10.53 y Australia se llevó el bronce, que estuvo
reñido (3:11.37).
Alzó los brazos el de Baltimore, con una sonrisa de oreja a oreja.
Y la grada coreó le dedicó una ovación merecida, que le obligó a
saludar a la gente. No será la primera de estos Juegos Olímpicos. El
mejor de todos los tiempos lo sigue siendo. No solo por el oro, sino por
su marca y por su seguridad nadando la prueba. Este lunes empieza su
andadura individual con los 200 mariposa, otra prueba en la que se le
escapó el oro en Londres y ahora quiere recuperarlo. Es Phelps. Capaz de todo.
Fuente:As.com
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