Un informe del juez de instrucción sobre el caso, que acaba de hacerse público, demostró que Myriam nunca le había hablado a su novio de su alergia y que había comentado a otras personas que creía que su sensibilidad alérgica había disminuido. Además, no llevaba la pulsera de alerta médica ni un autoinyector, dos medidas que se recomiendan a las personas con esta clase de problemas.
No obstante, una conclusión forense sobre las circunstancias de la muerte de Ducré-Lemay, que ha tardado dos años en aparecer, indica que el beso fue la causa inmediata del desarrollo de la anafilaxia, que los médicos no fueron capaces de revertir. "Mientras Myriam se preparaba para acostarse en el dormitorio de su novio, situado en el sótano, él se comió una tostada con mantequilla de cacahuete —detalla el auto—. Cuando regresó a su habitación, intercambió besos con Myriam".
La joven se sintió mal inmediatamente después de aquellos besos; aspiró la bomba de Ventolín, pero esto no le ayudó. A continuación se desmayó cuando intentaba avisar al 911. Fue el novio quien contactó con los servicios de emergencia y los médicos acudieron a su vivienda ocho minutos después. Ducré-Lemay fue trasladada a un hospital, pero no pudieron salvarla.
Según estableció el Servicio Pediátrico de Alergia, Inmunología y Dermatología del Hospital Infantil de Montreal, los alérgenos del maní pueden permanecer en la saliva de una persona durante aproximadamente cuatro horas. Este plazo puede ser reducido a media hora si la persona que ha comido cacahuetes se lava los dientes.
Fuente: Notitarde
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